miércoles, 13 de octubre de 2010

Tenía un nombre, asi que tengo que recordarle.

- Les admiro por su trabajo.
- ¡Oh, cielos! Admirar.¿Qué significa admirar?
- ¿Por qué es tan difícil hablar con usted?
- ¿Y con usted?
- ¿Por qué nunca dice mi nombre?
- ¿Qué?
- Usted nunca dice mi nombre. ¿Por qué?
- ¿Qué es lo primero que hace cuando se acatarra?
- ¿Qué?
- Que, ¿qué es lo primero que hace cuando se acatarra?
- Uf. Tomo analgésicos, un poco de caldo, whisky...
- ¿Nunca deja que salga?
- No lo entiendo.
- No tomar nada. Dejar que siga su curso.
- No.
- No. Es lo que hacemos; matar, ahogar, eliminar, lo que sea para no sentir.
Cuando ejercía en Londres nadie me llamaba "methane", ni te lo agradecían. Aquí te dan las gracias porque aquí lo sienten todo. Directamente de Dios porque aquí no hay fármacos.
Extraño y puro sentimiento es el sufrir.
Y cuando has visto tanto coraje, en un niño, no deseas otra cosa más que cogerle en brazos.
¿Recuerda el niño de Londres, Jojo?
-Sí.
- Fue el primero al que saque adelante. Casi no podía tenerse en pie, pero aun así saco fuerzas para enterrar a su familia.
No sabemos lo que es el valor.
Solía escribirme notas. Me ayudaba en la consulta, era bueno. Era tierno, encantador, quería ser como yo y eso me alagaba. Parecerá tonto y pueril pero, hacia que me sintiera bien así que decidí llevármelo a Londres. Era mi talismán, mi valerosa África. ¿Cómo pude ser tan estúpido?¿Como pude llegar a ser tan egoísta?
Lo importante, es que era mi amigo. Tenía un nombre, así que ahora tengo que recordarle. Si todos a los que pierdo tuvieran nombre.

jueves, 7 de octubre de 2010

Invierno.

¿A quien no le gusta el invierno cuando puedes dormir abrazada a la persona que amas?